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Que el rock no me sea indiferente

Fernando Sandoval

Jeremy sin voz

 

    —¿Qué haces aquí, Jeremy? —cuestionó con frialdad la maestra y añadió— estoy a mitad de clase.

    Jeremy permaneció asomado a la orilla del salón, inmutado— su semblante debió reflejar temeridad mientras apretaba cada vez con más fuerza los puños de sus manos.

    —No debieras estar aquí. No perteneces ya a esta clase. —Aseveró con altivez la maestra—, pero si quieres acceder, dirígete a dirección a solicitar una carta donde diga que ya puedes entrar a clases regulares…— Remató mientras alzaba su dedo índice señalándole la salida a Jeremy. 

 

 

El rey Jeremy

 

    Jeremy, de 16 años de edad, era afable y con gran talento, según lo describirían sus padres. Estos se divorciaron cuando Jeremy tenía cinco años. El chico se crió con su madre y su hermana, aunque años más tarde se mudó con su papá. Durante todo el año de 1990 Jeremy peregrinó en diversos colegios sin lograr ningún provecho o sentimiento de satisfacción. Finalmente, algún tiempo después, logró posicionarse en una escuela de Texas. 

 

“Papi no dio atención

Al hecho de que a mami no le importó.

El Rey Jeremy, el malvado,

Gobernaba su mundo.”

 

    Ahí se identificó que padecía un trastorno de adaptación y esto le provocó afectaciones en su desarrollo académico, por lo que se vio en la obligación de tomar clases de refuerzo. 

Mantenía una conducta errática; ni maestros, psicólogos, directores y mucho menos compañeros le asistieron, sino al contrario, sus rasgos de personalidad; soledad, retraimiento, inseguridad, etc. fueron blanco del maltrato, crítica desmedida, hostigamiento y agresión.

 

 

El salvoconducto

 

    Paralela e irónicamente a la historia de Jeremy, para los años 90´s emerge el concepto Bullying, actualmente popularizado. Y, de la mano, como otro síntoma social, veía la luz también un subgénero del Rock llamado Grunge. Estos tres acontecimientos se reúnen en una rola de la banda Pearl Jam, convirtiéndose en un himno melódico reflector de la inconformidad, la demencia, el hastío y aquella marginalidad que maquillaba la época. 

“Recuerdo Claramente

Metiéndome con el chico

Parecía una inofensiva porquería

Oh, pero desatamos un león”

 

 

    Jeremy habló en clase hoy…

Aquel martes caluroso, aproximadamente a las 3:00 pm Jeremy salió presuroso del salón bajo la instrucción intemperante de la maestra. Se dirigió a su casillero, lo abrió… tomó el arma. Volvió sus pasos al aula y cuando su silueta estaba ya frente a la mirada de todos los presentes dijo con voz firme:

— ¡Maestra! Ya tengo lo que necesitaba…

 

 “Jeremy habló en clase hoy…

Intenta olvidar eso…

Intenta borrar eso…

De la pizarra…”

 

 

    Han pasado mas de treinta años de este trágico escenario… del deceso de Jeremy Wade, quien habló aquella última vez para decir ´basta´. Pocos escucharon al joven, pero su derecho de vivir en paz sigue resonado, acompañados de una agresiva batería y una fiel guitarra distorsionada. 

Todas las formas de arte popular son un reflejo de las sociedades en donde se generan. ´Jeremy´, canción, acoge a ´Jeremy´, el individuo; su esencia, su otredad. 

 

En memoria de Charly García

Fernando es educador en CASA Kolping

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