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¡Todos y todas
somos migrantes!

Teresa Almada Mireles

    La migración se ha intensificado en la última década en el mundo, principalmente de los países pobres (el sur) hacia los países con mayor desarrollo (norte). Es así como millones de seres humanos están huyendo de la pobreza y la violencia en África, Asia, Centro y Sudamérica. Este fenómeno es una consecuencia de la globalización, que ha hecho cada vez más grandes las brechas de desigualdad, produciendo ricos cada vez mas ricos y pobres cada vez más pobres.

 Las políticas migratorias vigentes desde la administración del presidente Trump en Estados Unidos, que obligan a los solicitantes de asilo a permanecer en un tercer país (México en este caso), la agudización de la pobreza y violencia en regiones de México como Michoacán y Guerrero, países de Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua); la  precaria situación en Haití y la crisis que vive Venezuela han hecho que el fenómeno migratorio crezca en nuestro continente, alimentado por la idea del “sueño americano”.

   Ciudad Juárez es hoy escenario de intensos flujos migratorios de carácter internacional. Cientos de personas llegan diariamente con la esperanza de cruzar a los Estados Unidos. Desde las caravanas de migrantes centroamericanos en 2018 hasta el intenso flujo de venezolanos en 2023, han colocado a nuestra ciudad frente a un fenómeno inédito. La tragedia ocurrida en el edificio del Instituto Nacional de Migración, en que 40 migrantes que se encontraban detenidos murieron y 28 resultaron lesionados, sin que nadie abriera los candados de las celdas, nos muestra el rostro brutal e inhumano de las políticas implementadas. 

    Frente a esta realidad diversas iglesias, organizaciones sociales y grupos de ciudadanos han mostrado su solidaridad, tratando de mitigar el hambre, las inclemencias del tiempo y las condiciones en las que se encuentra esta población. Por otro lado, constatamos los discursos de odio que se trasmiten en algunos medios y que comparte un sector de la población. 

    Al escuchar a las personas en situación de movilidad: niñas, niños, jóvenes, mujeres y hombres, podemos descubrir la dura situación que vivían en sus países, de donde han huido y los grandes sufrimientos que han tenido que pasar para llegar hasta aquí. 

    Ciudad Juárez se ha formado de diversos procesos migratorios, por lo que la mayoría de su población somos originarios de otras regiones de México, lo fueron nuestros padres o abuelos. Por ello hemos dedicado este numero de nuestra revista a reflexionar sobre la situación tan dura que viven las personas en situación de movilidad en Ciudad Juárez.

   Promovamos la acogida y la solidaridad con ellas. Hagamos que su estancia en Juárez sea menos difícil. Promovamos una sociedad y un mundo donde quepamos todas y todos, donde el alimento esté garantizado para todos y el respeto a la diversidad sea la forma de convivencia.

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